La enseñanza del griego en Iberoamérica

Antecedentes

El establecimiento de los primeros colonos griegos en el noreste de la península Ibérica al fundar la colonia de Ἐμπόριον en el año 575 aC se puede considerar el inicio de la influencia helena en esta área geográfica. No obstante, a causa de las intenciones principalmente comerciales y la falta de interés en la ocupación efectiva del territorio, estos griegos no llegarían a imponer su idioma a los lugareños más que en casos aislados, y de manera probablemente precaria. Fue con el inicio de la romanización de la península, a partir del año 218 aC, que el griego, aunque relegado a ser la lengua de cultura de una minoría, adquirió mayor difusión entre aquellos que aspiraran a obtener mayor reconocimiento intelectual por parte de los estudiosos de Roma, Pérgamo o Alejandría. Entre ellos debe contarse al filósofo estoico, oriundo de Córdoba, Lucio Anneo Séneca. Sobre los contenidos o el carácter sistemático de la enseñanza del griego en aquella época poco se puede decir. Lo más probable, sobre todo para el caso de Séneca, es que se siguieran las doctrinas desarrolladas por el estocismo en lo que refiere a la lengua que, a parte de dedicar considerables esfuerzos a la pregunta de la relación natural o convencional entre objetos y palabras (hoy hablaríamos probablemente de significado y significante), realizaba una división del habla en varias partes, diferenciando esencialmente nombres (ὀνόματα), que pueden ser propios o comunes, y verbos (ῥήματα), además de partículas indeclinables. Tan solo conservamos textos que tratan la lengua griega en sí, como la gramática de Dionisio de Tracia. No se conocen textos que traten como tema central la enseñanza del idioma.

En el siglo III dC el cristianismo empieza a extenderse por primera vez en la península, probablemente habiendo entrado desde el norte de África. Con la irrupción de la primera religión del libro en Hispania empieza a haber testimonios de una tradición traductora. Desde aquí se seguiría con atención el proceso de traducción mediante el cual Jerónimo de Estridón esforzaba, en el otro extremo del Mediterráneo, una traducción latina de la Biblia a partir del texto hebreo y de la traducción griega de los setenta. El cristianismo, y con él, su tradición textual (en parte griega) se afianzaría con los reinos visigodos, que verían la publicación alrededor del año 623 de las Etimologías de Isidoro de Sevilla, una obra que trataría del origen de palabras latinas, recurriendo a menudo al griego.

Con la entrada de los árabes a la península Ibérica en el año 711, después de la batalla de Guadalete, empezarían siete siglos en los que el desarrollo intelectual asolería algunas de sus cúspides. Con la refundación por parte de Abderramán III del Califato de Córdoba en el año 923 se sentarían las bases para el futuro desarrollo de la ciudad como centro cultural, tanto para el mundo árabe, en el que Córdoba competía con Bagdad, como para la Europa cristiana, de la que acudían aquellos que estaban ávidos de saber. En esa época la medicina y la botánica experimentaron un especial desarrollo, sobre todo en base a la traducción al árabe de textos aristotélicos, cuidadosamente ilustrados. Por aquel entonces, la mayor parte de Europa ya había olvidado por completo la lengua de Homero, y tendría que esperar hasta la toma de Constantinopla por los otomanos y la consiguiente huida de religiosos bizantinos hacia Italia para recuperar la memoria, el conocimiento y la enseñanza de esa lengua. A lo largo del siglo XIII se fundan universidades, en París (1200), así como en las ciudades ya reconquistadas de Salamanca (1218) y Lisboa (Coimbra, 1290). A pesar de ello, los centros árabes siguen siendo los lugares en los que se estudia y comenta a los antiguos griegos, en un ambiente mayoritariemnte de tolerancia y respeto hacia las otras religiones.

El renacimiento en la península

En el año 1492 se precipitaron los acontecimientos. A la par que tiene lugar la toma de Granada por parte de los reyes católicos, los sefardíes son expulsados del territorio y Cristóbal Colón "descubre" América. Estos hechos históricos acarrearían en algunos casos consecuencias nefastas, empobreciendo el panorama cultural, dificultando el acceso a textos no latinos y generando una situación económica insostenible a largo plazo, que solo pudo ser compensada por las materias primas de América. No obstante todo ello, a principios del siglo XVI el renacimiento encontraría su entrada, algo tardía, a la península, por la mano de Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Los fundamentos con los cuales Petrarca había buscado siglos antes solidificar la antigüedad clásica como fuente de saber a la par que elevar la lengua romance a un nuevo nivel, que la hiciera apta para la literatura, entran en España y Portugal. Ya en el año 1492 Antonio de Nebrija publicó la Gramática Castellana, la primera de su tipo para una lengua vernácula.

En el año 1530, Nicolaes Cleynaerts publicaba sus Instituitiones in linguam Graecam, obra basada en las Institutiones Gaecae grammaticae de Philipp Melanchthon. La obra de Cleynaerts tendría un impacto decisivo en la península, ya que su autor viajó extendidamente por estas tierras y fue docente en las universidades de Coimbra y Salamanca. A partir de este momento podemos estar seguros de que el griego formaba parte de los estudios curriculares en las universidades lusas e hispanas. Su enseñanza estaba reglada por una obra con marcado carácter pedagógico, que trataba de transmitir al estudiante un conocimiento rudimentario de la lengua antes de pasar al aprendizaje de las normas gramaticales. Otro hito que cabe destacar en el marco de una breve historia de la educación es la fundación de la Compañía de Jesús en Roma en el año 1553 por parte de Ignacio de Loyola. Los jesuitas, también por el carácter misionero de su orden, dedicarían importantes esfuerzos a la educación, adquiriendo un nada desdeñable grado de influencia en amplios sectores de la sociedad, también en América.

Con el reinado de Felipe II, también llamado el "prudente", daría inicio el Siglo de Oro Español. Autores como Quevedo, Góngora, Cervantes o Lope y sus obras son testimonio del grado de importancia que adquirió la antigüedad para la literatura hispana. La amplia difusión de antologías, común al resto de la Europa de la época, da fe de esa influencia literaria. En concreto, aún hoy se conservan en bibliotecas peninsulares innumerables ediciones del Florilegium de Estobeo. En esa misma línea cabe mencionar la obra Os Lusíadas, del autor portugués Luís Vaz de Camões, en la que se hallan numerosas referencias a la Eneida, pero también a la Odisea.

De la modernidad hasta nuestros días

Con el siglo XVII comenzaría el declive político y social en España, mientras que Portugal conseguiría mantener cierta posición clave en lo económico. La expulsión de los moriscos, los musulmanes convertidos al cristianismo, de España a partir del año 1609 agravaría la situación en un país que ya de por sí tenía problemas demográficos a causa de las olas de emigrantes que buscaban su suerte en las colonias de ultramar. España está cada vez más aislada y las obras de intelectuales europeos a menudo son objeto de persecución por la Inquisición, ya que muchos de los autores confesan abiertamente el protestantismo. España se vuelca sobre las colonias e intenta aislarlas de los influjos externos. En la segunda mitad del siglo, los jesuitas son expulsados de Portugal (1759) y España (1767), pero encontrarían cobijo en las vastas extensiones de América, donde, aprovechando su privilegiada posición como principal ostentador de instituciones educativas, darían un impulso decisivo a las aspiraciones de independencia de las colonias. De poco servirían los intentos de asilamiento, pues las noticias de la independencia de los estados unidos de América (1783) y de la Revolución francesa (1789) acabarían por erosionar la naturaleza de la soberanía española sobre las colonias. La invasión napoleónica de España en 1808 ofrecería el pretexto para las sublevaciones en los diversos puntos de la geografía americana. Los nuevos ideales irrumpen en la vida política, tanto de Europa como de América. Con la Constitución de Cádiz por vez primera se aprueba un texto legislativo que contempla la educación de manera integral como tarea competente al Estado. No obstante, no hay una regularización explícita de la enseñanza del griego ni del latín. La volatilidad política y la inestabilidad, común a todo el continende europeo en la época, impide que la constitución se llegue a aplicar, y habría que esperar hasta el año 1857, con la promulgación de la denominada Ley Moyano, para constatar algo que se parezca a una ley integral educativa. En esa ley se habla de la enseñanza de la gramática, pero no se dice nada respecto al griego. De ello ya se puede intuir que, de lo contrario que pasaría en otras naciones europeas, donde el griego y el latín ocuparían lugares eminentes en los sistemas de educación públicos (aunque en esos casos tuvieran que lidiar con un férreo elitismo), en España se optaría por relegar esas enseñanzas al nivel preuniversitario o terciario. Portugal seguiría un camino similar.

En 1876, mientras en España se fundaba la Institución Libre de Enseñanza, en Uruguay fue aprobada la reforma Vareliana. España estaba acuciada por cambios continuos no solo de gobierno, sino de formas de Estado, que dificultaban enormemente no solo el establecimiento de un sistema educativo, sino también la discusión en torno al mismo. La educación seguía (y sigue aún hoy en día, si se compara con otros países del mundo occidental) mayoritariamente en manos de la iglesia, que por su lado se aferraba a la enseñanza de las lenguas clásicas. Mientras tanto, en Uruguay se había decidido seguir el camino de los países anglosajones, que daban una mayor importancia al conocimiento de materias científico-prácticas y de idiomas modernos. La enseñanza de las lenguas clásicas en centros preuniversitarios era considerada elitista y fue por consiguiente relegada a la universidad. Las reformas educativas emprendidas en la segunda República española tenderían hacia la misma dirección, pero la guerra civil y la dictadura impidieron cualquier desarrollo futuro. El Estado franquista se desentendió y la educación volvió a ser controlada por la iglesia, si es que en algún momento había dejado de serlo. Habría que esperar a los últimos años de la dictadura y los primeros ministros democráticos para que se volvieran a plantear leyes educativas que contemplaran la totalidad del sistema educativo, leyes en las que las clásicas serían relegadas a los cursos de preparación universitaria, lo que hoy en día se conoce como Bachillerato.

La cuestión del carácter elitista se plantea problemática: el carácter selectivo de un sistema educativo, como lo era el sistema alemán, orientado a filtrar a los mejores alumnos en cada área, puede resultar contraproducente y generar graves problemas sociales. Por otro lado, una idea simplista de democracia, que plantea que el común de los ciudadanos no es capaz de comprender las estructuras lingüísticas del griego ni su aplicación en el presente, puede acabar por simplificar todo el sistema y convertirlo a su vez en un modelo elitista, ya que solo aquellos que tengan los medios necesarios podrían permitirse una educación humanística, necesaria para muchos aspectos sociales, y aún hoy en día muy valorada en ciertos ámbitos. El futuro de la enseñanza de las lenguas clásicas es incierto, y es nuestra tarea convencer a la ciudadanía de los valores que pueden aportar estas materias.

Fuentes

Francisco Lafarga y Luis Pegenaute (eds.): Historia de la traducción en España. Salamanca, Editorial Ambos Mundos, 2004.

Domingo Yndurán: Humanismo y Renacimiento en España. Madrid, Ediciones Cátedra, 1994.

M. Gonçalves Cerejeira: O Renascimento em Portugal. II. Clenardo. O Humanismo. A Reforma. Lisboa, Coimbra Editora, 1975.

José Pedro Varela: La educación del pueblo. Montevideo, Biblioteca de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, 2005.

Imágenes

Título de una edición de las Institutiones de Clenardo. Scientific Electronic Library Online, Ministério da Educação e Ciência. (Consultado el 28 de junio de 2016). http://www.scielo.mec.pt/img/revistas/rphl/n24/n24a08i3.jpg

Aufsatz ursprünglich als Bericht für eine universitäre Veranstaltung verfasst: Asmus Kurig: Geschichte des Griechischunterrichts. Humboldt-Universität zu Berlin, Sommersemester 2016.

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